El sábado 19 de diciembre se jugó la final de vuelta del Apertura 2015, donde el Cacique Diriangén FC tenía la oportunidad de cambiar la inercia de temporadas pasadas y cortar finalmente la sequía de títulos.
El encuentro se desarrolló dentro de lo previsto, UNAN se paró con una postura defensiva jugando con el marcador a su favor y apostando a matar el encuentro de contra golpe, esperando por errores defensivos de Diriangén que terminaron llegando y definiendo el encuentro. Por su parte, el Cacique tuvo mayormente la posesión del balón, pero no con siguió darle la circulación necesaria para construir sociedades que marcaran diferencia, quedando fragmentado y perdiendo demasiados balones que le impedían ser constante en sus ataques y lo dejaban expuesto en defensa.
Fue precisamente por esa razón que los locales tomaron ventaja, por errores en la salida. Errores defensivos de una magnitud inaceptable para estas instancias, más si lo que se apostaba era a salir campeones. Pero el fútbol es así, UNAN Managua se adelantó en el encuentro (2-0) y a Diriangén le tocó intentar remontar un marcador global abultado (3-0).
Para la segunda pare Javier Londoño envió variantes al terreno de juego, haciendo ingresar a Martella y Zapata, jugadores que en lo personal, debieron haber arrancado el encuentro como titulares. Diriangén pasó de jugar con un 1-4-1-4-1 a un 1-4-4-2 y por momentos con un totalmente ofensivo 1-4-2-4, el cual sorprendió a todos porque nuestros volantes centrales eran de corte ofensivo y también por la intensidad de juego desarrollada. Diriangén mostró hambre, se encimó sobre su rival y lo puso contra las cuerdas, UNAN Managua parecía asfixiada y apostaba a cortar el juego cometiendo faltas o exagerando cualquier tipo de contactos como si fueran graves lesiones.
Diriangén llegaba, pero los hombres de nuestra ofensiva no lograban concretar, tanto así que fue un defensor albo el que logró el descuento e hizo soñar a los miles de fanáticos que se hicieron presentes, en una de las mejores copadas en la historia de los torneos cortos del fútbol nicaragüense. Erick Téllez prendió el balón con la potencia que le caracteriza como jugador, perforando el arco universitario e inyectándole más determinación al onceno cacique. Sin embargo, minutos más tarde sufriríamos otro golpe anímico, el cacique nuevamente jugaría con desventaja numérica tras la expulsión de Melvin Hernández por doble amonestación.
Las oportunidades para aumentar nuestra cuenta en el marcador no faltaron, Urbina tuvo el empate en sus pies pero Palomino se lo negó, Giraldo tuvo un par de ocasiones frente a marco, pero el desgaste le terminó pasando factura, ensayando disparos sin la potencia ni ubicación necesaria. Así llegó el final del encuentro, donde una vez más nos quedamos a un paso de la gloria, pero en esta ocasión con un sabor distinto, porque Diriangén fue víctima de sus propios errores. Tanto el penal en la ida, como los dos goles en la capital, fueron situaciones generadas por nosotros mismos, fueron situaciones totalmente evitables. En la fanaticada cacique se le recrimina a Javier Londoño la no inclusión de Cristopher Arguello (pieza fundamental en temporada regular) y porque quedó la sensación que los cambios llegaron 45 minutos tarde.
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Comentarios
muy acertado tu análisis, hay
muy acertado tu análisis, hay que destacar también que el grupo arbitral hizo un trabajo muy mediocre!
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