Dulce remontada

Diriangén sacó una importante victoria a domicilio, le quitó el invicto a los leones azules y subió hasta el tercer puesto.

El encuentro se desarrolló bajo una fuerte lluvia, que pondría mayores tintes de dramatismo al cierre de la noche. Managua "pegó primero", justo sobre el cierre de el primer tiempo con gol de Aram Pazos (1-0, Min 45'+1 PT).

En la parte complementaria Diriangén saldría con aún más hambre para buscar los tres puntos y el minuto 62, sería un punto de inflexión en el desarrollo de esta historia. Remy Vanegas fue derribado dentro del área, Oscar López se fue expulsado y fue el mismo Vanegas el que marcó la igualdad por la vía del penal. (1-1, Min 63').

Los leones azules respondieron solo dos minutos más tarde, nuevamente por medio del juego aéreo y como resultado de desatenciones defensivas del Cacique. Marlon Barrios definió sin marcaje dentro del área chica, venciendo a Brandon Mayorga para poner a los suyos nuevamente al frente. (2-1, Min 64').

Diriangén luchó y luchó, sin bajar los brazos un solo segundo y su esfuerzo encontró recompensa ya en el epílogo del encuentro; cuando parecía que la historia estaba escrita y cuando los locales ya festejaban la victoria... Diriangén, pareció apelar a su mística, a su garra, a su espíritu luchador e inquebrantable. Y es que por un momento, me pareció ser testigo en carne propia de aquellos relatos históricos de los Caciques mayores, de aquel mítico Diriangén, de grandes hazañas.

Al minuto 92', en un centro enviado desde el costado izquierdo, fue cerrado al segundo poste por Armando Valdés Caicedo para igualar el marcador (2-2, Min 92') y solo sesenta segundos más tarde, Erick Alcázar pondría el gol de la victoria por la vía del penal (2-3 Min 93') para escribir así una dulce remontada, para que en el Estadio Nacional se escuchara el grito de gol, el grito de la victoria cacique, frente a los aficionados locales que no daban crédito a lo sucedido, para dibujar así una sonrisa en los fanáticos que hicimos el viaje, para los que ni la lluvia nos separó de ellos y para todos los que nunca dejamos de soñar, que esté Diriangén esta despierto y más vivo que nunca.